CARTA ABIERTA DE GONZALO ANDRÉS GUTIÉRREZ -reproducción textual- 8/7/2020.


LAS GAMBETAS VERBALES DE LA COTORRA BOMBERA

Días pasados leía en el portal de la cotorra sabatina noticias de hechos que han de pasar, y advertía que, en su mayoría, reportaba como noticias futuros hechos que “estarían por pasar”. Que en agosto se “abrirían” los sobres para el gas, que se “estarían por iniciar obras en la cañada de Los Tigres”, que “se estarían por terminar” las viviendas iniciadas hace cuatro años, que “habría un proyecto para el puente de Birrinchin”.

Pensaba, triste papel el de quien se pretende comunicador, y tener que “maquillar” la realidad, por mandato de quien lo chirolea, auténtico bombero llamado a apagar los incendios de la realidad de todos los días, avalando y justificando un decadente sistema político que no depara beneficios genuinos a los ciudadanos comunes, y que solo es noticia  por el ajuste y  los acomodos de los “hijos de”, o del “marido de”. La auténtica currocracia”.

Triste papel también el nuestro como ciudadanos, quienes nos hemos acostumbrados a nunca ser acto, siempre estar en potencia, a vivir de ilusiones y nunca ver los logros concretos.   

Pero retomando, es prodigioso el esfuerzo de la cotorra, proveedor intenso de basurología radial, para decir que pasa lo que nunca pasa, para utilizar verbos y giros gramaticales.

Pensaba, el gerundio, como el participio y el infinitivo, son formas impersonales de los verbos.

En el caso de la cotorra, noto un incremento del uso del gerundio en el modo de expresarse, particularmente en su modalidad condicional en lo referido al verbo “estar”. Se lee siempre “estaría por ocurrir tal cosa”, “estarían gestionando tal otra”.

Me pregunto, tendrá que ver esto con un modo pasajero del lenguaje, o será por el contrario una manifestación subliminal de la situación de inmovilidad a la que nos hemos acostumbrado los federalenses, lo que nos hace proyectar intenciones hacia acciones y objetivos que  finalmente siempre se ven frustrados. A vivir siempre de ilusiones y utopías, de obras que nunca se concretan.

Pienso, en la medida que éstos mediocres comunicadores, con el cerebro obnubilado en su resentimiento, sean siempre indulgentes con la currocracia que defienden a capa y espada, no podremos hacer y concretar la agenda pública de nuestros verdaderos problemas y dilemas.

Su perorata sabatina, siempre animada en cálculos de su idiotismo político, denigrando dolosamente las luchas sindicales y de quienes sufren el ajuste desembozado que ejecutan sus mandantes, solo nos deparará desinformación, y nos dejará siempre en el conformismo con la realidad. 

Federalenses, estamos para más. No nos quedemos con la enjundia atronadora de los pobres de espíritu, de los tránsfugas del oportunismo político, de quienes solo informan como noticias lo que nunca pasa. Animémonos a indagar y exigir a quienes  dirigen nuestros destinos.