MERCADO ECONÓMICO - INFORMACIÓN Y ANÁLISIS MARTÍN TETAZ 21/9/2020 -textual-.

 

Lecciones del comportamiento; la gente aprende y los tiempos se aceleran
 

El 28 de octubre del 2011, cinco días después de las elecciones que confirmaron el triunfo de Cristina Fernández en primera vuelta, el Banco Central dispuso que para comprar dólares se necesita una autorización previa de la AFIP que tómbola mediante decidía cuanto se podía comprar, luego de “validar” que los fondos destinados a la operatoria guardaran proporción con los ingresos declarados.
Nacía así un primer cepo tan disparatado que por ejemplo a Ricardo Fort, por entonces uno de los hombres más ricos del país, el sistema le decía que no tenía ingresos suficientes para comprar 500 dólares.
Como la sangría de divisas continuaba, el 3 de septiembre del 2012 se publicó la Resolución General AFIP 3378, que impuso un 15% de percepción sobre la compra de billetes y la 3379 que extendió el cargo a los pagos con tarjeta de debito en el exterior y al gasto en plataformas por internet
El porcentaje subiría al 35% con la Resolución General 3450 publicada el 18 de marzo del 2013.
 
 
 


El cepo amortiguó la salida de divisas. Durante 2011 se habían ido 21.500 millones por formación de activos externos y en los tres años siguientes “solo” salieron 14.700 millones. El problema es que también frenó el ingreso de billetes por el canal financiero, porque nadie va a vender al precio oficial, lo que sale 35% mas caro reponer, máxime cuando la brecha del mercado paralelo superaba ese valor y la diferencia entre puntas se hacía mas grande.

En esta nueva oportunidad el BCRA fue mas transparente. Ya no habría una tómbola; cuando pasaron las elecciones del 2019 se dispuso que nadie podría comprar más de 200 dólares por mes. Asumido el nuevo gobierno le agregó un impuesto del 30% a la operación, pero tampoco alcanzó, porque la gente aprende rápido de la experiencia y entonces hubo un record de compradores de dólar ahorro en agosto (se estiman 4,8 millones) que amenazaba ser roto en septiembre hasta que el Central decidió sacar de la cancha a buena parte de los compradores del dólar solidario, restringir el dólar turismo y tarjeta al cupo de 200 mensuales y agregar arriba del 30% del impuesto PAIS, un 35% de percepción a cuenta de ganancias. La misma película del 2011-2013, pero a velocidad acelerada; esta vez el Central mató a la cuenta de viajes, antes de abrir las fronteras al turismo y dejó el “dólar Miami” exactamente en el mismo nivel real de junio del 2002, que fue el año con menos turismo emisivo de los últimos 30 años, con el agravante que el peso está caro para los brasileños y demás turistas que solo reciben $74 por dólar; un sesgo antiexportador del 43%

Si entonces el gobierno no pudo recuperar la confianza (ver ICG UTDT) hasta el fin del mandato de Cristina, mucho menos lo logrará ahora que la sociedad tiene el diario del lunes y sabe que esa estrategia no funcionó.
 
 
 


Pero como siempre, quiero ser optimista y entender la lógica del gobierno. Guzmán sabe que ese mecanismo no se puede sostener en el mediano plazo y el propio Pesce dijo que era transitorio, hasta que se recuperaran las reservas. Para que eso ocurra, el gobierno pueda deshacer las restricciones y vuelva la confianza el modelo tiene que acertar tres plenos;

1) La pandemia tiene que ceder rápido, para que el gasto COVID no obligue a sostener el ritmo de emisión de abril-julio. El Presupuesto especula con un déficit de 4,5% del PBI en 2021, sin gasto pandémico, pero si las restricciones siguen y los ingresos no se recuperan, sobrarán cada vez mas pesos y presionarán cada vez mas al dólar, no solo por la vía financiera, sino también por la comercial.

2) Se necesita un pronto acuerdo con el FMI, para despejar completamente la incertidumbre financiera y ahora también precisamos que las 20 principales empresas de la Argentina reestructuren su deuda externa, para que baje la presión de divisas financieras

3) Brasil tiene que recuperar el ingreso de capitales e inversiones externas que perdió con el COVID, para que el dólar baje de los 5,38 Reales y quede mas cerca de los 4,00 por dólar que cotizaba a principios de año. De otro modo Argentina necesita un dólar mayorista del $96 para no perder competitividad cambiaria con nuestro principal socio comercial.

Agrego que hasta que esas tres cosas sucedan, el gobierno tienen que evitar los errores no forzados como los intentos de estatizaciones, la salida de empresas privadas, las masivas tomas de terrenos y las disputas políticas internas que debilitan al Presidente y fortalecen la sensación de que gobierna el ala dura del kirchnerismo.

En el mediano y largo plazo, sin embargo, Argentina no tiene salida si una tonelada de soja se cambia por dos celulares Samsung Galaxy A10s en cualquier lugar del mundo, pero dentro del país hay que entregar 1130 kilos de la oleaginosa por un solo teléfono. Ese sesgo antiexportador que generan la brecha en el dólar, los impuestos al comercio y las estrategias de “protección industrial” tiene que desaparecer si queremos crecer.
 
 
 
 
¿Qué pasa en el mundo?
 
 

Al mismo tiempo que los datos de la economía real repuntan en los Estados Unidos, con la confianza de los consumidores subiendo 4,8 puntos, los mercados siguen ajustando a la baja en el sector tecnológico e incluso el dólar volvió a perder 0,22% en la semana, luego que la FED dijera que el nivel de tasas bajas puede perdurar por tres años, pero no diera indicios de una nueva baja.
 
 

En la economía real, además del crecimiento en la confianza, los datos del mercado laboral muestran 33.000 pedidos de desempleo menos que la semana pasada y las ventas minoristas que ya habían recuperado los niveles pre pandemia están 2,6% arriba del mismo mes del año pasado. Si bien la tasa de crecimiento es menor que el 4,5% del boom previo, está en terreno positivo sostenido hace tres meses
 
 
 

En Europa el sector de la construcción registró el sexto mes consecutivo en recesión, esta vez 3,8% por debajo del mismo nivel del año pasado y luego de cuatro años de recuperación volvió a haber deflación de precios; una clara señal de que el viejo continente no se recupera y para colmo de males enfrenta una nueva ola de COVID con la expectativa de regreso de los lockdowns, por ejemplo en Reino Unido y Francia.
 
 

En Brasil, la economía está pendiente del contexto externo, porque sufrió la salida de capitales más fuerte de América Latina y los necesita para volver a crecer. Los datos de empleo que se conocieron esta semana son desalentadores porque el numero de personas en paro creció en 1,1 millones. Como consecuencia cayó 1,8% la bolsa y el Real volvió a devaluarse perdiendo todo lo que había recuperado en las dos primeras semanas de septiembre (cerro a 5,38 por dólar)
 
 
 

Commodities
 
 

Por fortuna el viento externo sigue soplando a favor de Argentina en materia de precios internacionales, porque si bien el petróleo recuperó 3 dólares en la semana (el Brent cerro a 43,10 dólares por barril), la soja tocó 383 dólares por tonelada en Chicago, en el nivel mas alto de los últimos 28 meses.
 
 
 

Flujos de capitales y riesgo país
 
 

De acuerdo con el tracker de Financiaintelligence, 1.800 millones de dólares volvieron a los mercados emergentes en la última semana, focalizado en bonos de deuda soberana. Al mismo tiempo parece haberse frenado la salida en acciones, aunque todavía el acumulado está casi 70.000 millones debajo de los niveles de marzo.
El riesgo soberano de la región se vio arrastrado por la suba de 11% en Argentina y el contagio de 2,5% en Uruguay. El resto de los países continuaron con tendencia a la baja en la prima de riesgo, salvo Ecuador, que después de la fuerte baja producto del canje de la semana anterior, estuvo prácticamente sin cambios esta semana

 
 
 

¿Que pasa en nuestro país?
 
 

Después de perder 1028 millones de dólares en los primeros 15 días de septiembre y con las reservas líquidas en 3000 millones, más 4000 en oro, se aceleraron los tiempos y el Banco Central endureció el cepo, sacando a empresas (solo podrán comprar el 40% de las divisas para pagos de deuda en moneda extranjera) y particulares (no podrán comprar los beneficiarios de las medidas Covid y los gastos de turismo y tarjeta consumen el cupo de 200 mensuales) del mercado.

El impacto sobre el dólar paralelo fue instantáneo y en la primera jornada se negoció a $145 aunque terminó la semana en $139 pero el contado con liquidación trepó hasta 137 y el dólar MEP acabó en $130. Para evaluar el nuevo equilibrio en las distintas cotizaciones habrá que esperar a los primeros días de octubre, para ver efectivamente cuanto cae la demanda del dólar solidario, cuanto de esa demanda desborda hacia el blue y cuanto cae la oferta en el paralelo de los que hacían PURE todos los meses.

En cualquier caso, el golpe en la confianza fue duro; los bonos argentinos como el AL30 cayeron 7,8% y el Merval perdió 7,1% en pesos, mientras que el riesgo país trepó 139 puntos. Hasta ahora las restricciones para operar en los bancos hicieron de cortafuegos, pero no puede descartarse que se produzca una caída en los depósitos, si bien es cierto que nunca, ni en lo peor del cepo anterior, corrieron riesgo los ahorros en el banco, pero las reacciones cuando sube la incertidumbre no son necesariamente racionales. De hecho, todo el mundo conocía lo insostenible de la situación cambiaria y a pesar de que era esperable alguna medida del gobierno y que la experiencia indicaba que sería heterodoxa, el mercado se sorprendió, a juzgar por el derrumbe de bonos y las acciones.

Técnicamente, el gobierno cerró sus dos principales canales de sangría de divisas, pero por la vía comercial, mientras persista la brecha, tendrá mucha presión. A $140 por billete, cualquier cosa que se cotice a un dólar de $75 resulta barata, empezando por los autos, las motos, los electrónicos y cualquier otra cosa que sea posible bajar de un container. Del otro lado del mostrador, no está para nada claro el panorama de la cosecha fina. Según las estimaciones de la Bolsa de cereales de Buenos Aires, por ejemplo, el 40% de la cosecha 2020 de trigo esta en malas condiciones por la sequía.

Está claro, en cambio, que es demasiado temprano para un plan aguantar, máxime cuando el covid no da tregua y Brasil no recupera el ingreso de capitales que necesita para que el Real se fortalezca nuevamente. Pero también es temprano para que el Presidente cambie su equipo y muestre un cambio de rumbo que le permita recuperar la confianza que necesita para que los 50.000 millones de dólares de consumo e inversiones postergadas, que en los últimos 28 meses se atesoraron, se vuelquen a la economía. Desde un punto de vista estratégico, el timming para buscar un shock en las expectativas es cuando la pandemia haya pasado y Brasil haya vuelto a empujar nuestras exportaciones industriales. Si eso ocurre hacia fin de año, lo ideal es que los viejos funcionarios se lleven con ellos los costos de la cuarentena, para permitir un relanzamiento fresco del gobierno cuando arranque el año electoral.