LAS
GAMBETAS VERBALES DE LA COTORRA BOMBERA
Días
pasados leía en el portal de la cotorra sabatina noticias de hechos que han de
pasar, y advertía que, en su mayoría, reportaba como noticias futuros hechos
que “estarían por pasar”. Que en agosto
se “abrirían” los sobres para el gas, que se “estarían por iniciar obras en la cañada de Los Tigres”, que “se estarían por terminar” las viviendas iniciadas
hace cuatro años, que “habría un proyecto para el puente de Birrinchin”.
Pensaba,
triste papel el de quien se pretende comunicador, y tener que “maquillar” la
realidad, por mandato de quien lo chirolea,
auténtico bombero llamado a apagar los incendios de la realidad de todos los
días, avalando y justificando un decadente sistema político que no depara
beneficios genuinos a los ciudadanos comunes, y que solo es noticia por el ajuste
y los acomodos de los “hijos de”, o del “marido de”. La auténtica “currocracia”.
Triste
papel también el nuestro como ciudadanos, quienes nos hemos acostumbrados a
nunca ser acto, siempre estar en potencia, a vivir de ilusiones y nunca ver los
logros concretos.
Pero
retomando, es prodigioso el esfuerzo de la cotorra, proveedor intenso de
basurología radial, para decir que pasa lo que nunca pasa, para utilizar verbos
y giros gramaticales.
Pensaba,
el gerundio, como el participio y el infinitivo, son formas impersonales de los
verbos.
En
el caso de la cotorra, noto un incremento del uso del gerundio en el modo de
expresarse, particularmente en su modalidad condicional en lo referido al verbo
“estar”. Se lee siempre “estaría por
ocurrir tal cosa”, “estarían
gestionando tal otra”.
Me
pregunto, tendrá que ver esto con un modo pasajero del lenguaje, o será por el
contrario una manifestación subliminal de la situación de inmovilidad a la que nos hemos acostumbrado los federalenses, lo que nos hace proyectar intenciones hacia acciones y objetivos que finalmente siempre se ven frustrados. A vivir
siempre de ilusiones y utopías, de obras que nunca se concretan.
Pienso,
en la medida que éstos mediocres comunicadores, con el cerebro obnubilado en su
resentimiento, sean siempre indulgentes con la currocracia que defienden a
capa y espada, no podremos hacer y concretar la agenda pública de nuestros
verdaderos problemas y dilemas.
Su
perorata sabatina, siempre animada en cálculos de su idiotismo político,
denigrando dolosamente las luchas sindicales y de quienes sufren el ajuste
desembozado que ejecutan sus mandantes, solo nos deparará desinformación, y nos
dejará siempre en el conformismo con la realidad.
Federalenses, estamos para más.
No nos quedemos con la enjundia atronadora de los pobres de espíritu, de los
tránsfugas del oportunismo político, de quienes solo informan como noticias lo
que nunca pasa. Animémonos a indagar y exigir a quienes dirigen nuestros destinos.